El dilema de las redes sociales en el deporte: ¿beneficio o daño para los competidores?
Las redes sociales ofrecen una excelente plataforma para compartir conocimientos, experiencias y técnicas (...) Sin embargo, el acceso a esta información no siempre garantiza que el conocimiento se utilice de manera correcta.
Esteban Tellez Villagrán 21-11-2024 / 21:36:54
En la actualidad, las redes sociales se han convertido en una herramienta omnipresente en todos los ámbitos de la vida, incluido el deporte. Desde atletas amateurs hasta profesionales, todos parecen estar buscando un espacio en plataformas como Instagram, YouTube y TikTok para mostrar sus entrenamientos, consejos, y hasta sus victorias y derrotas. Sin embargo, detrás de esta aparente democratización del conocimiento y la visibilidad, surge una cuestión fundamental: ¿realmente los entrenadores y competidores que suben videos en redes sociales están contribuyendo al bienestar y desarrollo de los deportistas, o están causando más daño que beneficio?
Por un lado, las redes sociales ofrecen una excelente plataforma para compartir conocimientos, experiencias y técnicas. Muchos entrenadores de alto nivel y atletas consagrados usan estos medios para dar consejos valiosos que pueden mejorar el rendimiento de los competidores. La accesibilidad de estos contenidos permite que los deportistas, incluso en lugares remotos o con pocos recursos, puedan aprender de expertos que de otro modo no estarían al alcance de su mano.
Sin embargo, el acceso a esta información no siempre garantiza que el conocimiento se utilice de manera correcta. A menudo, los videos subidos por entrenadores y competidores no están contextualizados dentro de un plan de entrenamiento integral ni adaptados a las necesidades específicas de cada deportista. Un video que muestra una técnica de entrenamiento puede ser interpretado de diferentes maneras por aquellos que lo siguen, y si un competidor sin la supervisión adecuada intenta imitar esos movimientos, los resultados pueden ser desastrosos.
Además, el afán de visibilidad y la cultura de "likes" puede llevar a ciertos entrenadores a publicar contenido más orientado al espectáculo que al beneficio real del atleta. En un entorno tan competitivo como el del deporte, donde cada detalle puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso, la saturación de videos sobre rutinas de entrenamiento o ejercicios de moda puede crear una falsa sensación de expertise. Los seguidores más jóvenes, o aquellos sin suficiente criterio, pueden caer en la tentación de seguir a “entrenadores de redes sociales” que, a pesar de ser populares, no cuentan con la experiencia o los conocimientos necesarios para guiar a un atleta de manera segura y efectiva.
El otro lado del debate es el de la presión social que enfrentan los competidores. En un mundo donde todo está expuesto, la necesidad de estar a la altura de lo que se muestra en las redes sociales puede generar ansiedad y sobrecarga en los deportistas. Ver a otros atletas hacer entrenamientos de alto rendimiento o demostrar logros impresionantes puede ser motivador, pero también puede resultar desmoralizador cuando la comparación no es favorable. Además, esta constante exposición aumenta el riesgo de lesiones, ya que los competidores, en su afán por demostrar sus habilidades, pueden sobrecargar su cuerpo con ejercicios que no son adecuados para su nivel de entrenamiento o sus condiciones físicas.
No se puede negar que las redes sociales ofrecen grandes oportunidades para conectar con una audiencia global, e incluso para fomentar la competencia saludable y el aprendizaje. Sin embargo, el uso indiscriminado de estos medios plantea riesgos significativos, especialmente cuando la información no está respaldada por un conocimiento profundo y una comprensión contextual adecuada. Los entrenadores deben ser conscientes de la responsabilidad que conlleva compartir su conocimiento en plataformas públicas y, sobre todo, deben asegurarse de que sus seguidores, especialmente los más jóvenes, entiendan que lo que funciona para un atleta de élite no siempre es adecuado para el resto.
En conclusión, las redes sociales pueden ser una herramienta tanto de beneficio como de daño en el mundo del deporte. Si bien es innegable que ofrecen acceso a información y visibilidad, el contenido que circula debe ser cuidadosamente filtrado y contextualizado para evitar que los competidores caigan en la trampa de la imitación ciega y, por ende, en la búsqueda de resultados a corto plazo que pueden ser contraproducentes. La clave está en educar a los deportistas para que utilicen las redes sociales de manera responsable, reconociendo la importancia de la individualidad en los entrenamientos y respetando la guía experta, tanto de sus entrenadores como de aquellos que realmente conocen las necesidades y limitaciones de su cuerpo.